viernes, 23 de diciembre de 2016

USIL: la historia detrás de los estados financieros de la universidad de Raúl Diez Canseco

Foto: Semana Económica
PERÚ EVENTOS EN VIVO.- POR PAOLO BENZA Y BRUNO YSLA
Desde que nació como una academia preuniversitaria con veinte alumnos en 1967, la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL) ha estado en constante expansión. La empresa fundada por Raúl Diez Canseco —exvicepresidente de la República, exministro de Comercio Exterior y Turismo, y exfranquiciante de comida rápida— se ha convertido hoy en la corporación OSIL, presente en todos los estratos educativos: además de la USIL, tiene el nido Coloring Dreams, el colegio San Ignacio de Recalde, el Instituto de Emprendedores, una universidad en Miami, otra en Paraguay y una Escuela de Posgrado.


El modelo de negocio de la USIL se ha basado —como el de las demás universidades con fines de lucro— en un aumento constante de su población de alumnos, alrededor de una marca enfocada en el ‘emprendedurismo’. Hace cuatro años, sin embargo, la promulgación de una ley anexa a la Ley Universitaria le impidió continuar creciendo en el Perú. A ello la USIL ha respondido diversificando sus inversiones y su oferta. SEMANAeconómica revisó los estados financieros de la casa de estudios y los analiza en exclusiva.

SEMANAeconómica intentó comunicarse con un vocero de la USIL, pero la universidad prefirió no declarar para este artículo.

BUSCANDO SALIDAS A LA PROHIBICIÓN
Al igual que sus competidoras en el mercado de educación privada con fines de lucro, la sostenibilidad de la USIL —y su expansión— recae casi exclusivamente sobre las pensiones de sus estudiantes. Entre el 2010 e inicios del 2013, la cantidad de alumnos de la USIL aumentaba a un ritmo promedio anual de 23%, según una encuesta realizada por la desaparecida Asociación Nacional de Rectores (la última que recopila cifras sobre alumnado universitario). Pero en el 2012 se promulgó la Ley de Moratoria, la cual prohibió la apertura de nuevas universidades y de nuevas sedes para las 142 que ya existían, y el mercado de educación superior tuvo que repensar su crecimiento.

El objetivo de la Ley de Moratoria era frenar la expansión de universidades que podían no alcanzar las condiciones básicas de calidad mientras se les realizaba el proceso de licenciamiento. Cuatro años después, sin embargo, SEMANAeconómica analizó el verdadero impacto de la ley: mientras que las universidades que privilegian la rentabilidad sobre la calidad continuaron abriendo sedes, amparadas en los vacíos de la norma, las universidades que sí entregan títulos valorados por el mercado tuvieron que frenar su inversión.

“La apertura de nuevas sedes, incluida la [que teníamos planeada en] Arequipa, está frenada por las sobrerregulaciones”, contó Carla Olivieri, decana de la Facultad de Ciencias Empresariales de la USIL a SEMANAeconómica en marzo. La USIL, entonces, cambió el foco y viró su inversión hacia el extranjero: Olivieri anunció que este año se emplearían US$30 millones para la construcción de un nuevo edificio en la sede que la universidad tiene en Miami. En julio de este año, esa sede fue acreditada para enseñar programas de doctorado (obtuvo permiso para funcionar como ‘university’ y no sólo como ‘college’). Otra muestra de que la USIL ha diversificado sus inversiones hacia el extranjero —a diferencia de sus competidoras— es la universidad boutique que posee en Asunción, Paraguay.

RECUPERANDO LO PERDIDO
Pero en el Perú la USIL también ha explorado otro camino de crecimiento: la educación técnica. Cuando Raúl Diez Canseco se divorció de Jana Hartinger en el 2006, su exesposa se quedó con dos activos importantes de la fortuna familiar: Delosi —que agrupa a franquicias de comida rápida como KFC, Pizza Hut, Burger King, Chilis y Starbucks— y el Instituto San Ignacio de Loyola (ISIL).

Esta separación le quitó a la USIL la fuerte presencia que tenía en el mercado de educación técnica, la cual hoy busca recuperar. La universidad ha optado por abrir institutos con un nombre que siempre ha querido asociar a su identidad de marca: el Instituto de Emprendedores USIL. Éste ya tiene dos sedes, una en Magdalena, inaugurada en mayo del 2015, y otra en Independencia, que demandó una inversión de US$50 millones.

La expansión hacia los institutos es una senda de crecimiento natural para la USIL, que ya tiene know-how en el rubro. Además, la aprobación de la nueva Ley de Institutos dinamiza este mercado, al flexibilizar la regulación de los planes de estudio y homologar los créditos técnicos con los universitarios, permitiendo convalidarlos en caso un alumno quiera obtener un título en cualquier universidad. Y la demanda existe: en el Perú hay un déficit de 200,000 profesionales técnicos respecto a la demanda del mercado laboral, según el grupo Educación al Futuro.

¿Y A FUTURO?
La Ley de Moratoria dejará de tener efecto en diciembre el 2017 y la USIL, que había frenado la inversión que tenía planeada para implementar su sede Arequipa, hoy ya ha anunciado su pronta inauguración. En junio del 2015, Diez Canseco contó a SEMANAeconómica que la universidad planeaba destinar US$20 millones a ese activo y que ya tenían el terreno comprado. “Hemos comprado un terreno de casi 11,000 m2 en Arequipa y tendrá una capacidad de 5,000 alumnos”, dijo. Y agregó que “el financiamiento del proyecto podría obtenerse a través de la venta de bonos”. En retrospectiva, fue una decisión sana parar el desembolso de esa cantidad de dinero para un activo que no iba a generar ingresos en los siguientes tres años.

Además del terreno en Arequipa, la USIL tiene un terreno de cuatro hectáreas en Pachacamac que contaba con 600 alumnos en el 2015 y contaría con más de 2,000 este año, según Diez Canseco. Con cuatro sedes en el Perú (La Molina, Lima Norte, Pachacámac y Magdalena), y dos en el extranjero (Estados Unidos y Paraguay), la USIL se prepara para retomar su crecimiento en el mercado universitario, diversificando su riesgo con otros modelos de negocio.

¿Y SUS FINANZAS?
En el 2015 la facturación de la USIL incrementó 18%, a S/.346 millones, y la universidad mantuvo márgenes saludables (ver cuadro). Y no solo crecieron sus ventas, sino también sus utilidades, que pasaron de S/.29 millones en el 2014 a S/.47 millones en el 2015. Este aumento de 65% indica que la USIL ha logrado eficiencias operativas y financieras que le permitirían seguir expandiéndose sin afectar sus ratios, a diferencia de, por ejemplo, la UPC. Mientras que en el 2015 la UPC obtuvo un margen neto de 4% y la UPN uno de 8%, las utilidades de la USIL representaron el 13.6% de sus ingresos.

La ventaja de la USIL está en el campo financiero: los gastos financieros netos de S/.14 millones que tenía la universidad en el 2014 se convirtieron en ingresos financieros de S/.776 mil en el 2015 (los reportes no detallan de dónde provienen los ingresos que contrarrestan el apalancamiento). Aunque esto no significa que la expansión de la USIL no se haya reflejado en sus números, pues su liquidez disminuyó de 0.53 en el 2014 a 0.32 el año pasado, y registró un capital de trabajo negativo de S/.76 millones. Ello frente a una liquidez de o.35 y un capital de trabajo negativo de S/.178 millones de la UPC.

Este fenómeno ocurre porque la carga de pasivos afecta la liquidez y el capital de trabajo; sin embargo, esta carga puede ser neutralizada con ingresos financieros que reduzcan los gastos anuales. Cuando se neutralizan los gastos financieros, el margen neto —que finalmente significa la cantidad de dinero disponible para los accionistas en una institución con fines de lucro— se mantiene en rangos saludables.

El problema de la USIL está en que registra una producción en investigación académica casi insignificante. La universidad está en el puesto 37 en el Scimago Institutions Ranking (SIR) 2015, con apenas ocho papers indexados a la prestigiosa base de datos Scopus. Esto la coloca por detrás de casi todas las demás universidades privadas con las que compite, como la Cayetano, la PUCP, la UPC, la Científica del Sur, la Ricardo Palma, la De Piura, la Pacífico o la Universidad Privada Antenor Orrego.

Tomando en cuenta los incrementos en su facturación, la disponibilidad de un porcentaje de excedentes anual superior al de sus competidores, y la diversificación del riesgo de su negocio, la USIL enfrenta el fin de la Ley de Moratoria con perspectivas positivas. La tarea pendiente está en balancear el crecimiento del negocio con una producción académica que la equipare con universidades que compiten por su mismo target. Fuente: www.semanaeconomica.com

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